jueves, 27 de mayo de 2010

Explicacion de la crisis

Se solicitó a un prestigioso asesor financiero que explicara esta crisis de una forma sencilla, para que la gente de a pie entienda sus causas. Este fue su relato:

Un señor se dirigió a una aldea donde nunca había estado antes y ofreció a sus habitantes 100 euros por cada burro que le vendieran.

Buena parte de la población le vendió sus animales.

Al día siguiente volvió y ofreció mejor precio, 150 por cada burrito, y otro tanto de la población vendió los suyos.

Y a continuación ofreció 300 euros y el resto de la gente vendió los últimos burros.

Al ver que no había más animales, ofreció 500 euros por cada burrito, dando a entender que los compraría a la semana siguiente, y se marchó.

Al día siguiente mandó a su ayudante con los burros que compró a la misma aldea para que ofreciera los burros a 400 euros cada uno.

Ante la posible ganancia a la semana siguiente, todos los aldeanos compraron sus burros a 400 euros, y quien no tenía el dinero lo pidió prestado. De hecho, compraron todos los burros de la comarca.

Como era de esperar, este ayudante desapareció, igual que el señor, y nunca más aparecieron.

Pregunta para Bibi Aido

Tengo una pregunta para usted, queridísima ministra Bibiana Aído:

Como tenemos todos que encauzar nuestros deseos hacia una igualdad plena entre mujeres y hombres: arquitecto y arquitecta, ingeniero e ingeniera, miembro y miembra..., si un Ministro es un Cargo Público, ¿usted qué es?, ¿una CARGA PÚBLICA...?

jueves, 13 de mayo de 2010

El poder de la palabra

En un instituto de educación secundaria de Granada, las alumnas habían adquirido la mala costumbre de besar los espejos para imprimirlos con las marcas de sus lápiz de labios.

Todas las mañanas, los espejos de los baños de las mujeres amanecían llenos de "besos" colorados.

La directora publicó un comunicado, pidiendo a todas las alumnas que se abstuvieran de imprimir besos en los espejos porque recargaban el trabajo del personal de limpieza.

Como si nada. Los espejos seguían apareciendo llenos de marcas de pinturas de labios.

Al final, la directora reunió a la mayor cantidad de alumnas que pudieron entrar al mismo tiempo en el baño de mujeres, y les explicó que quería mostrarles lo difícil que era para el personal de limpieza eliminar esas marcas todos los días.

Le pidió a la señora de la limpieza que procediese con la tarea. La mujer de la limpieza tomó un trapo seco, y en lugar de usar un producto limpia-cristales, lo mojó varias veces en la taza del water, lo escurrió y procedió a sacar las marcas una por una. Cada poco volvía a mojar el trapo en otra taza de water, lo retorcía allí mismo y seguía limpiando hasta que todos los espejos quedaron totalmente brillantes.

Nunca más aparecieron mas marcas de labios en los espejos del colegio secundario.

martes, 4 de mayo de 2010

Control de alcoholemia

Todo sucedió cerca de Talavera de la Reina, en la carretera N-V. Un hombre, cuyas iniciales eran A.J.M., conducía bajo los efectos del alcohol, cuando fue obligado a detenerse por una patrulla de la Guardia Civil que estaba llevando a cabo un control rutinario de alcoholemia.

Mientras la pareja de guardias civiles le estaba pidiendo la documentación, tuvo lugar muy cerca de allí, a unos escasos 300 metros, una colisión entre dos vehículos.

Dicho acontecimiento obligó a los agentes a alejarse durante unos minutos de allí para socorrer a los accidentados.

Aprovechando la circunstancia, el conductor, que presuntamente estaba bebido, se dio a la fuga.

Cuando A.J.M. llegó a su domicilio, y tras meter el coche en el garaje y cerrar éste con llave, le dijo a su mujer que, si alguien preguntaba, dijera que él había pasado toda la noche en casa.

Le pidió, en definitiva, que mintiera para salvarlo de la pérdida de seis puntos.

No obstante, tres horas después aparecieron dos agentes de la Benemérita en su puerta.

Tanto el conductor como su cónyuge aseguraron que habían estado juntos toda la noche en casa.

Juraron y perjuraron, hasta que los agentes les dijeron que les mostrasen su garaje.

Allí estaba, solo y con las luces superiores aún encendidas: EL COCHE PATRULLA.